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Adultos

Ansiedad

La ansiedad es una emoción que produce una activación del sistema nervioso central, se trata de una respuesta natural del organismo para defenderse o huir de un peligro. Por lo tanto, la ansiedad no es mala en sí misma, de hecho, nos puede llevar una activación que favorezca que rindamos mejor en ciertas tareas de esfuerzo físico y mental. Nos permite reaccionar rápido.

Está demostrado que en la mayoría de las ocasiones el problema no es la ansiedad en sí misma, que como hemos dicho se trata simplemente de una emoción, el problema es esa lucha interna que la persona inicia con el único objetivo de eliminarla. En nuestra clínica vas a encontrar un nuevo enfoque que te permita relacionarte con la ansiedad de una manera diferente mucho más sana y agradable para ti y para los tuyos.

Depresión

La depresión es una emoción que se caracteriza por la presencia de un bajo estado de ánimo y sentimientos de tristeza.

Los psicólogos que nos dedicamos a la psicología clínica sabemos bien que la persona con depresión ha perdido la ilusión por la vida, no tiene fuerzas para llevar proyectos que antes le resultaban sencillos y todo le cuesta un enorme esfuerzo. Le gustaría quedarse en la cama y desaparecer. Le cuesta levantarse o ducharse con la frecuencia de antes, arreglarse puede convertirse en una tarea muy costosa, su patrón de alimentación y sueño se altera mucho y se va aislando socialmente por falta de energía, fuerzas o ganas para salir.

Gracias a la terapia se ha demostrado que la persona puede aprender a gestionar esta emoción de una manera saludable de tal manera que le permita llevar una vida plena y acorde a sus valores.

Trastorno de pánico.

Un ataque de pánico puede producirse cuando sufrimos una reacción fisiológica y emocional que consideramos fuera de lo normal y que interpretamos catastróficamente: dolor en el pecho, taquicardia, falta de aire, sensación de irrealidad o de no ser yo… Estas sensaciones pueden provocarnos miedo a morir o a estar volviéndonos locos.

Normalmente hay algunos factores que predisponen a ese primer ataque de pánico: problemas interpersonales, problemas en el trabajo, hipocondría, escuchar noticias de infartos, etc.

El tratamiento puede contribuir a reducir la intensidad y la frecuencia de los ataques de pánico y a mejorar tus actividades en la vida diaria. La psicoterapia se considera una primera opción de tratamiento efectivo para los ataques de pánico y los trastornos de pánico. La terapia cognitiva conductual es una forma de psicoterapia que puede ayudarte a comprender, a través de tu propia experiencia, que los síntomas de pánico no son peligrosos. Tu terapeuta te ayudará a recrear poco a poco los síntomas de un ataque de pánico de una manera repetitiva y segura. 

Agorafobia

La agorafobia es un trastorno de ansiedad que consiste en el miedo a las situaciones cuya evitación es difícil o embarazosa, o donde no se puede recibir ayuda en caso de sufrir una crisis de ansiedad o ataque de pánico

La agorafobia está estrechamente relacionada con el trastorno de pánico, y no es raro que ambos trastornos sean comórbidos. Entre los miedos que experimenta una persona con agorafobia están el miedo a vivir una crisis, a desmayarse, a sufrir un infarto, a perder el control, a hacer el ridículo, etc.

Existen varios tipos de tratamiento de la agorafobia. Los más estudiados y contrastados experimentalmente son el farmacológico y el cognitivo conductual. El cognitivo conductual muestra como ventaja sobre el farmacológico que permanece después de cesar la administración, mientras que el que se restringe a la medicación pierde sus efectos cuando cesa la toma de medicación. 

Trastorno Obsesivo Compulsivo

Un trastorno obsesivo compulsivo es en esencia un problema de ansiedad en el que existe un miedo atroz a que suceda algo terrible. El trastorno obsesivo compulsivo es el cuarto en frecuencia de los trastornos mentales, después de las fobias, las adicciones y la depresión. En la mayoría de los casos los primeros indicios del trastorno obsesivo compulsivo empiezan ya en la infancia. Así vemos manías, perfeccionismo o rituales en niños pequeños. Su desarrollo, si no se trata, es crónico aumentando las obsesiones y compulsiones con el tiempo, generalmente asociados estos incrementos a eventos estresantes que se dan en el progreso normal de la vida.

Hay dos tratamientos que se han mostrado eficaces en el trastorno obsesivo compulsivo: el farmacológico y la terapia cognitivo conductual.  Además del tratamiento farmacológico el tratamiento cognitivo conductual, que es compatible con él, ha demostrado una eficacia similar o superior y con menor índice de recaídas.

Fobias específicas

Una fobia es un miedo intenso en situaciones que objetivamente no son peligrosas para nuestra supervivencia. La ansiedad que sentimos cuando tenemos una fobia es tan alta que nos lleva a huir de esa situación y a evitar lugares, situaciones o personas relacionadas con esa ansiedad.

En un primer momento, podemos sentirnos más relajados pero, a medio plazo, ese tipo de situaciones cada vez nos producen más ansiedad. Existen diversos tipos de fobias: fobia a conducir, fobia a volar, fobia a las alturas, fobia a determinados animales, fobia a las tormentas, claustrofobia, fobia a la oscuridad, fobia a la muerte, etc.

La terapia de exposición y la terapia cognitiva conductual son los tratamientos más eficaces.

Ansiedad Generalizada

La ansiedad generalizada es un tipo particular de ansiedad en el que la persona está permanentemente preocupada por múltiples temas, por ejemplo, tareas cotidianas, horarios, agendas, cosas por hacer, puntualidad. El concepto fundamental de este tipo de ansiedad es la preocupación.

Los tratamientos que han demostrado una mayor eficacia en el tratamiento específico ansiedad generalizada son los basados en procedimientos cognitivo-conductuales.

Ansiedad o Fobia Social

La fobia social merece un capítulo especial dentro de las fobias, ya que la mayor parte de nuestra satisfacción como seres humanos se produce al vivir en sociedad: tener amigos, formar una pareja, relacionarnos con familiares, realizar gestiones en la sociedad, divertirse, etc… Aunque todos sentimos algo de incertidumbre, ansiedad e inseguridad al conocer a personas nuevas, una vez roto el hielo la mayoría logramos disfrutar.

En cambio, las personas con fobia social experimentan un grado de ansiedad tan alto en estas situaciones que tiemblan, sudan, tartamudean o no dejan de pensar en la impresión que están causando, lo cual convierte estas situaciones en vivencias tan desagradables que acaban evitándose. El deseo natural que solemos tener todos de formar parte de un grupo social, de ser valorados y apreciados, se ve imposibilitado, generando baja autoestima y sensación de limitación.

El tratamiento psicológico de la fobia social se basa en lo que los psicólogos denominamos ley de la habituación.  Si enseñamos a la persona a comportarse en las situaciones temidas y después a dejar de evitarlas y poner en práctica lo aprendido de forma reiterada, la persona se habitúa y su ansiedad se reduce a niveles normales. La base del tratamiento psicológico es la exposición, que consiste en acudir a las situaciones temidas. 

Estrés

El estrés se da a raíz de una activación física automática y totalmente involuntaria de nuestro cuerpo. Esta activación se genera ante situaciones en las que se percibe peligro o ante una demanda importante. Y se produce como respuesta para preparar nuestro organismo frente a un peligro inminente o una situación a la que debemos enfrentarnos. Estos cambios fisiológicos pueden ser: aumento de la tensión muscular, de la secreción de adrenalina o disminución del riego sanguíneo a la piel. También pueden aparecer: aumento del riego sanguíneo en el cerebro, cambios en el sistema gastrointestinal, entre otros. Estos cambios están diseñados para que nuestro organismo disponga de energía extra para poder confrontar el peligro o la problemática que se presente.

Las técnicas utilizadas en la terapia para el estrés pueden ser muy diversas. En este sentido, la reestructuración cognitiva, la modificación de hábitos y del estilo de vida así como  la adquisición de habilidades de afrontamiento son las más importantes para solucionar este tipo de casos.

Adicciones

Los psicólogos distinguimos entre los conceptos de uso, abuso y dependencia de una determinada sustancia o a una determinada actividad, dado que existen adicciones químicas y adicciones no químicas. El uso de una determinada sustancia o de una determinada actividad, implica una relación que por la cantidad, frecuencia o implicaciones, no genera problemas en la persona que lo realiza. El abuso conlleva la presencia de consecuencias negativas del uso de la sustancia o actividad. La dependencia implica que la persona prioriza el consumo de la sustancia o el ejercicio de la actividad a otras cosas o personas importantes y relevantes en su vida. La dependencia puede ser tanto psicológica como física. Las adicciones químicas más frecuentes son: tabaquismo, alcoholismo, adicción a drogas de diseño, cocaína, fármacos, marihuana. Las adicciones no químicas más frecuentes son: nuevas tecnologías, juego patológico, adicción al sexo.

Un psicólogo especializado en adicciones, en ocasiones junto a otros profesionales de la salud, puede ayudar en el proceso de superar una adicción, pues resulta relevante no sólo abandonar el consumo o la práctica de la adicción, sino también entender por qué ha llegado a ocurrir para evitar recaídas en un futuro.

Baja autoestima

La autoestima es la percepción que tenemos de nosotros mismos, es el conjunto de creencias, percepciones, evaluaciones y pensamientos que tenemos y la valoración que realizamos basándonos en nuestras experiencias.

La autoestima es uno de los factores más relevantes para el bienestar personal y una clave para relacionarnos con el entorno que nos rodea de una manera positiva.

Un psicólogo puede ayudarte a entender por qué tienes baja autoestima, de dónde viene y qué factores han influido en ello, así como a elaborar un proceso en el que recuperes o construyas una buena autoestima.

Insomnio

Después de años de investigación sobre el insomnio, sabemos con seguridad que el sueño resulta de vital importancia para el buen funcionamiento de las personas.  De ahí la importancia de corregir los problemas de insomnio.

Más allá del descanso físico y mental que supone, el sueño es un estado de reposo del organismo que permite el desarrollo de procesos metabólicos fundamentales para garantizar la capacidad de concentración, memoria y autocontrol de las personas a lo largo del día.

El reconocimiento de la importancia de los factores psicológicos y conductuales en el insomnio ha conducido al estudio de estas intervenciones no farmacológicas, en especial de contenido cognitivo conductual, estas intervenciones han sido rigurosamente evaluadas en ensayos clínicos. 

Habilidades Sociales

Los psicólogos definimos las habilidades sociales como “la capacidad para interactuar con los demás de un modo determinado que es aceptado o valorado socialmente y, al mismo tiempo, personalmente beneficioso o mutuamente beneficioso” (Slaby, 1977).

Las habilidades sociales son un repertorio de conductas, tanto verbales como no verbales, aprendidas a lo largo de nuestra vida y vinculadas al modo en que nos relacionamos con los demás.

Las habilidades solciales pueden aprenderse de adultos a través del entrenamiento.

 El entrenamiento suele  constar de una parte de terapia individual y otra parte de práctica en grupo, pues es así como se maximizan los resultados y se integran en la vida de la persona para que luego las pueda usar de modo natural en sus relaciones.

Problemas Laborales

El ámbito laboral puede ser fuente de gran realización para los seres humanos y también fuente de gran malestar. Puesto que la mayoría de las personas tenemos que trabajar para sobrevivir y llevar a cabo nuestros planes vitales, si el trabajo que desempeñamos, los compañeros o jefes, los lugares, no son de nuestro agrado, podemos vivir esa obligación diaria con gran malestar.

Hay muchos problemas laborales en los que el psicólogo interviene con frecuencia: estrés laboral, mobbing, falta de asertividad del trabajador, mejora de la eficacia y la concentración, reorientación laboral.

Trastornos de la conducta alimentaria

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) , se caracterizan por alteraciones en el modo en que comemos, así como por cambios en la valoración de nuestro cuerpo y en nuestra autoestima. Las clasificaciones antiguas de los trastornos de la conducta alimentaria, quedaban lejos de explicar la enorme complejidad y variabilidad de estos trastornos.

Los trastornos alimentarios, como venimos explicamos, son fenómenos extraordinariamente complejos. Hemos de tener en cuenta que, en ellos, se entrecruzan varias dimensiones del ser humano: la dimensión física, la dimensión emocional y la dimensión social. Fruto de esta intersección, los trastornos se agravan en varios ejes: el eje médico-nutricional, el eje psicológico-emocional, y el eje conductual.

Como es lógico, esta complejidad provoca que los trastornos sean extraordinariamente variados y encontramos: Pica, Rumiación, Trastorno de restricción/evitación de la alimentación, Anorexia nerviosa, Bulimia nerviosa, Trastorno por atracones, Otros trastornos alimentarios o de la ingestión de alimentos  especificados (por ejemplo, anorexia nerviosa atípica y el síndrome del comedor nocturno) y el Trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos no especificado.

No podemos olvidar la gravedad de muchos de estos trastornos, que pueden conllevar la muerte en casos extremos, por lo que un tratamiento psicológico  será esencial en la recuperación y la prevención de recaídas en la persona que los sufre.

Hipocondría

La hipocondría es la preocupación o la convicción de padecer una enfermedad grave a partir de la interpretación personal de síntomas somáticos. La preocupación persiste a pesar de las exploraciones y explicaciones médicas apropiadas, y provoca un intenso malestar que interfiere con nuestra vida cotidiana.

En la hipocondría, un dolor físico o un signo en el cuerpo que no se comprende o malinterpreta, acaba despertando en la mente una certeza absoluta de que el estado de salud es grave. A partir de ese momento, todos los síntomas cuadran, todo lo que la persona lee y siente parece cuadrar con el peor de los pronósticos y se inicia uno de dos siguientes crículos viciosos.

Nuestra psicóloga enseñará técnicas de reestructuración cognitiva, métodos para reducir la activación ansiosa y conductas adecuadas que no refuercen el círculo vicioso.

Trastorno de Estrés Postraumático (TEP)

El síntoma principal del trastorno de estrés postraumático (TEP) es la re-experimentación del trauma (recuerdos recurrentes, pesadillas, flashback), pero también se manifiesta cuando la persona es incapaz de enfrentarse a estímulos o recuerdos que estén asociados con él y aparece una sensación fuerte de angustia, sudor, palpitaciones, mareos….. Otros síntomas comunes son:Se esfuerza por evitar los pensamientos, lugares, personas… que le puedan recordar una situación o hecho determinado y es incapaz de poder explicarlo. En ocasiones alguna parte importante del acontecimiento se ha olvidado. La vida afectiva se restringe y la falta interés en las actividades cotidianas la invade. La persona tiene la sensación de estar condenada y mira el futuro con desesperanza.

Entre las terapias que emplean esta técnica destaca la terapia cognitivo conductual enfocada al trauma, es la que más estudios y mayor eficacia demostrada tiene. En esta terapia la exposición se combina con la reestructuración cognitiva, que pretende desmontar en el paciente la creencia de que el mundo es un lugar hostil.